FALSAS CREENCIAS

Martha Colburn





Descubrirla en L’Alternativa Festival de Cinema Independent de Barcelona 2010 fue un verdadero estímulo para los amantes del cine. Martha Colburn fue entonces premiada exaequo como mejor cortometraje por su fascinante Triumph of the wild (2008), intenso collage de animación sobre la historia norteamericana enmarcando al hombre en un paisaje repleto de fieras depredadoras dibujando la contradicción entre presa y cazador, civilizado y salvaje, horror e idealismo, todo como caras de una misma realidad.

Martha Colburn nació en Gettysburg y emprendió estudios en el College of Art de Baltimore para luego ampliarlos en el Rijksakademie de Amsterdam. Desde entonces ha explorado las posibilidades de la filmación en 8 y 16 mm jugando con material ya editado para recrearlo y complementarlo a golpe de collages de gran fuerza estética y denso contenido creando unas películas de trepidante ritmo y aire artesanal.

Myth labs (2008) fue presentada en el mismo festival en su edición del 2009. “This is a film about fear, paranoia, faith and loss of faith and salvation. ‘Myth labs’ takes place in the American frontier and wilderness. Similarly to Meth addicts in rural America, for the Puritans the wilderness represented a place of their damnation and their ultimate resurrection synonymously. Through blending these two times in American history, I attempt to illuminate the idea that the lure of this drug for contemporary rural inhabitants is rooted in our earliest consciousness-forming experiences as settlers in a state of spiritual and physical emergency. Overly fervent faith and addiction alike, can change one from mere mortal to Superman to scarecrow. Just as a ‘wolf in sheeps clothing’ these two vices (or devices) of salvation can have devastating consequences.” La religión como esa piel de cordero que esconde el lobo que todos llevamos dentro, la fe como excusa para la destrucción del otro, la búsqueda del poder imponiendo supersticiones y dogmas como norma de control.


Visualmente su trabajo siempre es rico en colores y texturas. Su trabajo manual enriquece la propuesta porque hace que no la sintamos tan meramente artificiosa como ocurre con la animación digital que impera en el mercado, siempre en búsqueda de una perfección que nos la hace excesivamente fría. En las películas de Martha Colburn se percibe el latir de su pulso creativo y una convulsa alma llena de preguntas que emergen en los ritmos frenéticos y las músicas que ejercen de bandas sonoras. En su trabajo el arte respira, tiembla, duda, vive.




Texto de Juan Carlos Romero
Video y fotogramas de Martha Colburn