CONTRALUZ
Agnes Obel
La música de Agnes Obel apareció en mi vida gracias a una de mis visitas a Bélgica. Las experiencias de la vida pueden plasmarse en nuestro interior cargadas de pequeños detalles que las hacen aún más intensas, y el disco de debut de Agnes Obel, Philharmonics (PIAS, 2010), me llegó como lluvia tras un día tremendamente caluroso. A la mañana siguiente, el aire era fresco, renovado, libre de cargas a pesar de sus composiciones sombrías, a tiempos a contraluz, pero siempre bellas, tremendamente bellas.
Agnes Obel nació en Dinamarca aunque ha desarrollado buena parte de su carrera en Berlín. Publicó un primer EP titulado Riverside que sirvió de preludio a su primer álbum mostrando ya su poesía en la sombra como lugar donde apreciar la luz en su verdadera dimensión. Empezó a tocar el piano desde muy niña y pronto desarrolló un enorme talento para la composición de canciones.
Philharmonics se desenvuelve principalmente a piano dejando a su hermosa voz el protagonismo de unas melodías surgidas del mundo del agua y de los instantes donde la luz cabalga en terreno de nadie, los amaneceres y atardeceres, siempre de mayor calado temporal en latitudes nórdicas. Desde el inicio al piano de Falling, Catching y la maravilla de aires célticos Riverside que sirvió de anticipo del disco, su calidez vocal contrasta con los paisajes fríos que nos describe. Melancólica en Brother Sparrow y profundamente estremecedora en Just so, la expresión distante que muestra en su portada se desmonta a cada nota que descubrimos en el disco. Sublime en Beast, curiosamente la más cargada de esperanza, con un sonido limpio y brillante. “Let's go tonight, to let the beast run wild with the dogs and the cattle, let's go. I know you said it's like a heel to the head, or a girl in your bed and in your arms. For the butter on your bread, for the dying and the dead, for your cheeks turning red, let's go”. Dejarse ir como vía de esperanza a una existencia llena de oscuridades absurdas. La pasión es una puerta, cerrada es la muerte pero abierta nos llena las venas del ritmo de la vida. Luego, suena un vals que da título al disco, Philharmonics, y a uno le entran ganas de bailar con la noche hasta que la luz nos abandone porque “now we are free”.
Y me siento Over the hill viendo caer la noche mientras siento la poesía de sus canciones. “Over the hill I will be waiting for you I won't pretend that you don't mean nothing to me.Come now, come now, come back now, come back now. The doubt will creep and crawl in on you. The dark can leap and fall upon you. Come back now, come back now. Let it be, let it go, let it fall, let it blow. Let it come, let it go, let it fall, we will know”. Y el tiempo se curva en mi ignorancia.
Texto de Juan Carlos Romero
Foto cortesía de Agnes Obel