MARIA MOLINS

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Subiendo telones, encendiendo luces





Maria Molins vive un momento realmente efervescente a nivel profesional. Al éxito de público y crítica de CabaretA, la obra con la que recupera el espíritu cabaretero de la Barcelona canalla que ha coescrito con la compositora Bárbara Granados, hay que añadir el próximo estreno de las series Vida privada de Sílvia Munt basada en la novela de Josep Maria de Sagarra, premio Zoom 2017 a la mejor dirección, y El fútbol no es así de Daniel Calparsoro, con quien ya trabajó en el film Cien años de perdón; así como El árbol de la sangre, el nuevo film de Julio Medem que se estrena el próximo noviembre, y El año de la plaga de Carlos Martín Ferrera

Actriz de teatro, cine y televisión, su carrera está llena de momentos interpretativos memorables como sus papeles en los filmes A la deriva de Ventura Pons, Hijo de Caín de Jesús Monllaó y El bosque de Óscar Aibar, este último premiado con el Gaudí a la Mejor interpretación femenina protagonista; y especialmente en el teatro donde ya cuenta con una importantísima trayectoria desde sus inicios con el experimental Work in progress de la Fura dels Baus. Desde entonces, Maria Molins ha trabajado con muchos de los directores teatrales más importantes, como Mario Gas, Joan Ollé, Silvia Munt o Magda Puyo, y ha destacado con papeles protagonistas como la Cecilia de Aguas encantadas de Joan Puig i Ferrater o La dama de Reus de Ambrosi Carrión, ambas dirigidas por Ramon Simó en el TNC.

Nacida en Barcelona, ​​inició estudios en la Facultad de Bellas Artes pero finalmente se decidió por el Institut del Teatre donde empezó estudiando danza contemporánea, llegando al cuarto curso en que lo dejó debido a una lesión. Su vocación fue, sin embargo, la de actriz, y al dejar los estudios de danza se licenció en arte dramático.

Ahora su tesoro es esta CabaretA que nos ha enamorado a muchos donde Maria Molins canta con sombrero de copa como la Marlene Dietrich del Morocco de Josef von Sternberg. Coescrita con Bárbara Granados, con quien también comparte escenario y que protagoniza en solitario unos interludios musicales verdaderamente mágicos, la obra se estrenó en el Festival Grec de 2017 y recientemente ha colgado varias veces el cartel de entradas agotadas en su paso por el Espai Lliure este mes de abril. CabaretA continúa su gira y parece, como deseamos, que tendrá larga vida.


A nivel personal, ¿qué representa el mundo de la interpretación para ti?

A nivel personal, interpretar es una manera de entrar en contacto con otras realidades humanas, otras experiencias vitales y confrontarlas con la mía. Interpretar para mí es vivir durante un tiempo otra realidad con la máxima honestidad. Y esta experiencia siempre me aporta crecimiento y una mayor empatía. Los actores y las actrices somos como los gatos que vivimos diferentes vidas, sólo que nosotros vivimos más de siete.

Recientemente has presentado el espectáculo CabaretA en el Teatre Lliure tras una largo recorrido desde su presentación en la Sala Muntaner dentro del Grec 2017. ¿Cómo surge esta reivindicación del cabaret que por otra parte tan importante fue en el pasado en Barcelona ?

En realidad la motivación original era la de fusionar un concierto con el teatro. Algo así como hacer un "concertatro" o un "teacerto". Y el género donde esto es posible, donde todo es posible, es el Cabaret. Hay muchos tipos de Cabaret y uno en concreto que también recuperamos en la primera parte del espectáculo es el Cabaret de los años 20 y 30 del siglo pasado en la Barcelona Canalla. Pero después cambiamos radicalmente de género y mostramos temas de actualidad tanto a nivel musical como de texto. Este género te permite una libertad en mayúsculas.

El título remarca una A final como reivindicación de su feminidad. ¿Por qué esta reivindicación mayúscula y como se traduce al espectáculo?

La "A" mayúscula al final del nombre tiene bastante de provocación en el hecho de feminizar palabras que son de género masculino como el ejemplo en la polémica que se dio con el "Portavoz-portavozas". Pero también hay una reivindicación en que hoy en la cartelera es extraño por no decir prácticamente imposible (!) encontrar un espectáculo donde la autoría y la composición musical sean de dos mujeres. En la A mayúscula al final ahora le damos más énfasis porque nos ha pasado en algún artículo o prensa escrita que ni nos mencionan como autoras o compositora en el caso de Bárbara. La pregunta que me hago es: si el autor y el compositor musical hubieran sido hombres, ¿habrían sido invisibilizados de la misma manera?

Presentais el espectáculo como un homenaje a Maria Aurèlia Capmany, Guillermina Motta, Núria Feliu, Mary Sampere y Ángel Pavlosky. Hoy parecen figuras muy lejanas, no sólo en el tiempo. ¿Qué crees que hemos perdido por el camino? ¿Consideras que tiene que ver con la evolución hacia la corrección política? Te lo pregunto con Guillermina Motta cantando el "Fes-me mal, Johnny" de Boris Vian en mente ...

Sí que hay un pretendido homenaje a estas grandes figuras que dejaron una estela potente en el panorama teatral, con rasgos comunes: la huella única en el estilo y la libertad, dos premisas que nos gusta aportar desde "CabaretA". En el caso del "Fes-me mal, Johnny" que cantaba Guillermina en la etapa post-franquista, la letra tenía un impacto probablemente diferente al que tiene ahora, aunque sigue siendo un tema provocador y controvertido.

¿Qué significa para ti ser "canalla"? ¿Te consideras?

La palabra canalla hace referencia a una persona que comete travesuras, actos maléficos, que de alguna manera es un poco malvada. La Barcelona canalla era una Barcelona malota, oscura, pero muy brillante, una Barcelona que se esconde, que está en los bajos fondos, rehuyendo el día, la luz del sol y que sale por la noche, clandestina pero descarada. Una Barcelona que se permitía ser malvada de noche y que despertaba con toda su luz cuando el sol se ponía y al amanecer, de alguna manera se acababa, se derretía ... era una Barcelona que salpicaba arte por todos lados, una mixtura entre la miseria del alcantarillado humano y las fortunas llegadas de todas partes que buscaban juerga. Una Barcelona tan viva y creativa, sin duda hoy es una ciudad añorada. Creo que todos tenemos una parte canallesca dentro.

CabaretA es un trabajo de colaboración con la compositora Bárbara Granados. ¿Cómo fue el proceso de creación?

El proceso de creación ha sido muy intenso y gratificante. Hay mucho, muchísimo trabajo y horas invertidas. También hay mucho material que se descartó. Desde el día en que decidimos que haríamos un espectáculo juntas hasta que lo estrenamos, pasaron unos 6 años y el período de más aportación creativa fueron los dos últimos años antes del estreno. Para mí ha sido una experiencia única, no sólo por el hecho de trabajarme la voz para cantar, sino por todo el proceso de escribir buena parte de los textos del espectáculo. Creo que la fusión de las dos personalidades, la de Bárbara y la mía, que somos muy diferentes, ha dado un resultado creativo interesante. Esto es lo que nos dicen desde fuera, jeje.

Creo que es la primera vez que te veo cantar en el escenario. ¿Lo echabas de menos en tu carrera?

Había cantado en un espectáculo de creación propia que se llama "Recortes". Pero quien me dio la primera oportunidad y "a capela" fue Silvia Munt en el espectáculo "La comedia española" de Yasmina Reza. Aunque nunca había cantado tanto como aquí. Y era una espinita clavada, ¡tenía muchas ganas! Así que me estuve preparando con una profesora de canto durante un año. La música la he escuchado en casa desde pequeña, mi padre siempre ha tocado y mucho, el piano. Y la llevo dentro ...

¿Cómo ves el futuro de CabaretA, tendrá continuación?

Tenemos muchas ganas de seguir haciendo "CabaretA" y hay gente que nos ha dicho que debería tener una vida muy larga. De hecho, hemos terminado el Teatre Lliure y para otoño tenemos una buena gira. También nos encantaría volver a Barcelona e ir a Madrid, la ciudad de Bárbara y donde voy a menudo a trabajar. ¡Creemos que allí también puede funcionar muy bien!

¿Cuál es tu visión del teatro en Barcelona respecto a otras ciudades europeas?

Barcelona es una ciudad que tradicionalmente ha dado buenos creadores/as en diferentes disciplinas artísticas. Los años 70 fueron especialmente buenos en teatro con la creación del Teatre Lliure, els Comediants, después La Fura, els Joglars ... estilos muy diferentes pero únicos. Actualmente creo que estamos en un impasse. Barcelona debe volver a apostar por la creación, para buscar los estilos únicos, propios, la diversidad y lo genuino. Creo que hay una asignatura pendiente en la parte de laboratorio creativo, de investigar nuevas formas, ir descartando la vía clásica, la estructura piramidal, la lucha de los egos (autores, directores, actores ...) y apostar por otras vías, ya sea la fusión o el estilo personal, etc. Hay que escuchar más y conocerse y luego crear.

¿Nos podrías contar un sueño que hayas tenido mientras dormías, o bien un recuerdo de infancia?

Tengo un recuerdo de felicidad con mayúsculas de cuando era pequeña: en verano en el campo subiendo los árboles con mi hermano. Estábamos en el campo (en casa de los tíos) y subida a los árboles, sentía el viento y una sensación de libertad que me producía un placer grande. Me emociono cuando lo pienso ... Y también recuerdo con tristeza cuando se acabó este placer. Cuando me empezaron a decir: eres una niña, siéntate bien, cierra las piernas ... y yo pensaba: "a mi hermano no se lo dicen, sólo a mí". Y aquí entré de lleno en la conciencia de lo que significaba el género. De esto hablo en "CabaretA". Es de una profunda desigualdad e injusticia la diferencia que se hace según lo que se espera de un niño o de una niña. Es bueno tomar conciencia de la mutilación practicada y perpetrada según los roles. De lo que significa tener que "comportarse" de una determinada manera según el género. Hoy en las escuelas ya se está haciendo un trabajo, y cada vez se trabaja más este aspecto desde diferentes ámbitos, pero aún hay demasiada gente "dormida" y deben pasar varios años para que todos tomemos conciencia. Y el teatro se debería hacer más eco. No sé, a veces pienso que la sociedad va muy por delante del teatro, cuando debería ser al revés. Supongo que cuando esto ocurra, las salas volverán a estar llenas y con cola en la calle. Aunque sé que hay propuestas alternativas que están cobrando peso: ¡hay luz al final del túnel!


Crónica sobre CabaretA aquí


Una entrevista de Juan Carlos Romero

Maria Molins 
mariamolins.com
Fotografía cortesía de Maria Molins
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