LOS GOLPES DEL PRESENTE

Alexander Kluge




"Esta es mi idea del cine narrativo: la de contar historias, ¿y qué es la historia de un país sino la más vasta superficie de narraciones?... No sólo una historia, sino muchas." Alexander Kluge ha narrado muchas historias, fundamentalmente las menos agraciadas, simultáneamente desde prismas diversos, dando la vuelta a los esquemas sociales y artísticos dejando en evidencia que sin libertad artística la convencionalidad social es una fiera aterradora. El horizonte es devastador cuando figuras como Kluge son poco apreciadas por el público. Nada nuevo bajo el sol, salvo las excepciones como su obra.

Nacido en Halberstadt, Alemania, en 1932, Kluge ha desarrollado una carrera en la literatura, el cine y la televisión ampliamente respetada por su tremendo riesgo e indudable lucidez. Formado académicamente en el campo del derecho, tras la realización de algunos cortometrajes es uno de los firmantes del Manifiesto de Oberhausen en 1966 junto a otros 25 jóvenes cineastas alemanes, entre los que se encontraban Volker Schlöndorff, Werner Herzog, Rainer Werner Fassbinder y Wim Wenders. El punto de partida era la situación de estancamiento del cine alemán tras la emigración de los grandes creadores durante la época del nazismo, la crisis económica posterior a la guerra y la aparición de la televisión. Las propuestas se concentraban en la necesidad de crear un estado favorable para la producción y distribución de películas, la no creencia en las películas de época, el trato de temas sobre la juventud, una revisión del pasado alemán, etc.

Dentro de tal movimiento, Alexander Kluge dirige su primer largometraje Una muchacha sin historia (Abschied von gestern, 1966) por la cual recibió el León de Plata en la Mostra de Venezia. La historia de una muchacha que en su búsqueda por una nueva vida acaba en la cárcel.

A pesar de tal brillante principio en cuanto a reconocimiento, la posterior obra de Kluge ha circulado por ambientes muy reducidos. Artistas bajo la carpa de un circo: Desesperados (Artisten in der Zirkuskuppel: Ratlos, 1968), habla sobre la independencia artística en la metáfora del cambio de la carpa de un circo por un recinto amurallado. Adaptarse para seguir creando pero ¿se puede creer en un arte adaptado? Esta pregunta sólo tiene una respuesta en la carrera de Kluge, no.

Sus brillantes trabajos se suceden hasta llegar a otra de sus cimas creativas, Trabajos ocasionales de una esclava (Gelegenheitsarbeit einer Sklavin, 1973), una profunda crítica a las convenciones sociales que van desde el papel represor de la familia como unidad social hasta el papel servil adjudicado a la mujer. La lucha de la protagonista femenina contra todos estos muros es la lucha del propio Kluge contra toda limitación formal y de contenido.

Kluge ha mezclado géneros, formatos y esquemas narrativos hasta nuestros días, sin olvidar su importante trabajo en televisión donde ha logrado cotas creativas que desgraciadamente están lejos del gran público. Él mismo dice que su cine es muy literario y su literatura muy fílmica. Goza, eso sí, de un enorme prestigio en su país donde en 2003 recibió el premio Georg Büchner, el más importante en lengua alemana. Su arte es un verdadero Ataque del presente al resto de los tiempos (Der Angriff der Gegenwart auf die übrige Zeit, 1985).



Texto de Juan Carlos Romero
Fotos cortesía de L'Alternativa