Luz en las sombras
Pero mi memoria tiene su documental Sans soleil de 1983 como la más fuerte imagen creada por Chris Marker. Fue la primera película de Marker que jamás había visto y me hizo pensar en lo que podría llamarse un documental. En él mezcló imágenes documentales con filmaciones de ficción y fragmentos de programas de televisión japoneses con reflexiones personales sobre la memoria y el entorno cultural. Chris Marker murió el pasado 29 de julio, pero el maneki neko aún mueve su brazo con la música compuesta por el mismo Chris Marker, y estoy seguro de que me trajo una gran fortuna porque tras descubrir el sol de Marker empecé a ver el arte cinematográfico de una manera muy diferente.
Sans soleil fue una experiencia casi trascendental para mí. Fue hace siete años cuando escuché el nombre de Chris Marker por primera vez. Un documental sobre su filmografía puso su nombre en mi mente y me hizo buscar algunas de sus obras en DVD. Encontré un caja que incluía las películas La jetée (1962), Le souvenir d'un avenir(2001), Sans soleil (1982) y Le tombeau d'Alexandre (1993). También incluía un ensayo en imágenes de Isaki Lacuesta y Sergi Dies llamado Las Variaciones Marker y la maravillosa película Schastie de 1934 dirigida por Aleksandr Ivánovich Medvedkin, conocida también con el título de La felicidad. En esa película, una mujer le dice a su marido que se vaya en busca de la felicidad y que no regrese hasta que la encuentre. Yo no he encontrado mi felicidad en la filmografía de Chris Marker, sino una manera de disfrutar de ella.
Su verdadero nombre era Christian François Bouche-Villeneuve y nació en Neuilly-sur-Seine, Francia, en 1921. Desarrolló su carrera artística como escritor, fotógrafo y cineasta. Sus primeras películas nacieron en los años cincuenta, envueltas en la atmósfera de la rive gauche, junto a Alain Resnais, Agnès Varda y otros, y por la exploración de los límites del lenguaje documental. Dirigió junto con Alain Resnais su primera película importante bajo el título Les status meurent aussi (1953) sobre el destino del arte africano en el mercado comercial europeo.
Tras experimentar con la ficción colaborando de nuevo con Resnais en la película Nuit et brouillard / Noche y niebla (1955) y creando la película de animación Les Astronautes (1959) con Walerian Borowczykand combinando dibujos tradicionales con fotografías, continuó trabajando en sus propios documentales como Dimanche à Pekin (1956 ) y ¡Cuba sí! (1961) expresando sus experiencias políticas a través de sus viajes por diferentes sociedades revolucionarias.
Y en 1962 filmó La Jetée, probablemente su obra más influyente. De hecho, La Jetée no es una película, sino una narración fotográfica, una historia de ficción fotográfica para ser exactos. Es un relato de ciencia ficción sobre un hombre prisionero de investigadores del viaje en el tiempo una vez acabada la Tercera Guerra Mundial. Editado como un montaje fotográfico en blanco y negro y narrado por Jean Negroni, el elenco incluye Hélène Chatelain, Davos Hanich y Ledoux Jacques, y la música fue compuesta por Trevor Duncan, siendo sobre todo una pieza vocal que estremece al espectador desde el primer momento, expresando toda la angustia sufrida por el protagonista en un París apocalíptico. Esa música siempre permanecerá ligada a la frase "Ceci est l'histoire d'un home marqué par une image d'enfance". Chris Marker había creado una obra maestra.
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Texto de Juan Carlos Romero
Foto de Lars-Olof Löthwall. © Lars-Olof Löthwall
Imagen cortesía de Lars-Olof Löthwall i Nostalghia.com
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