JÓHANN JÓHANNSSON

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Shibari espiritual




En 2010, Jóhann Jóhannsson aparecía por primera vez en NAU NUA en ocasión de su concierto en la Sala Apolo acompañado por la violonchelista también islandesa Hildur Gudnadóttir. Presentaba su álbum And in the endless pause there came the sound of bees publicado en 2009 ya aclamado por la crítica. Desde entonces, la figura de Jóhannsson solo ha hecho que crecer como compositor para teatro, danza, televisión y cine, donde ha firmado algunas de las bandas sonoras más fascinantes de los últimos años, como Sicario y Arrival de Denis Villeneuve, o Mother! de Darren Aronofsky, además de su propio cortometraje de título End of Summer del 2015. Así, en 2016, Jóhannsson firmó con la prestigiosa discográfica Deutsche Grammophon, a través de la cual lanzó su último disco en solitario Orphée, la coronación definitiva como uno de los grandes compositores contemporáneos. Lejos quedaban sus inicios con la Apparat Organ Quartet, la banda de post rock minimalista que fundó en 1999 junto a Hörður Bragason, Músikvatur y Úlfur Eldjárn.

El pasado 31 de enero, ocho años después de aquella intimista y minoritaria actuación en la Sala Apolo, actuó junto a un cuarteto de cuerda en L'Auditori de Barcelona en uno de los conciertos más reverenciales que se han vivido en  muchísimo tiempo. El público guardó silencio y oscuridad, algo altamente difícil en estos tiempos móviles, incluso cuando aún no habían aparecido los músicos en el escenario y tan solo sonaban unas grabaciones de 'emisoras de números' de la Guerra Fría. Cuando los músicos hicieron acto de presencia, arrancaron con un tema de su último Orphée , A song for Europa, con el que las nítidas cuerdas junto a la voz femenina sedujeron sin vuelta atrás al público. Si no lo estaban ya de antemano. Las imágenes proyectadas en la gran pantalla tras los músicos, parecían daguerrotipos del siglo veintiuno, danzando en perfecta armonía con la música de Jóhannsson, de espíritu orgánico mirando de frente al futuro.

Jóhannsson hacía de maestro director de la orquesta en la distancia, siempre a un lado aportando algún detalle sonoro, más presente al piano en Sálfraedingur. The drowned world llenó de espíritu caleidoscópico el ambiente, con su electrónica primigenia, y Odi et amo, con un ordenador recitando el famoso inicio del carmen 85 del poeta romano Catulo : "Odi et amo. Quare id faciam, fortasse requiris. Nescio, sed fieri sentio et excrucior"; llenó aún más de emoción una actuación fascinante hasta el extremo. El clímax final de Fordlândia con las cuerdas del cuarteto, alguna eléctrica, atando nuestras almas en un shibari espiritual de difícil descripción, solo nos permiten aplaudir la poesía de Jóhannsson, melódica y eléctricamente.






Texto de Juan Carlos Romero
Foto cortesía de Jóhann Jóhannsson
www.johannjohannsson.com
Gracias a L'Auditori de Barcelona
www.auditori.cat
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