Todo, por ejemplo
Vitalidad. El swing es una especie de celebración de la vida.
La primera vez que vi a Jeanne Balibar en escena fue en la película Fin août, début septembre (1999) interpretando a Jenny dirigida por Olivier Assayas, por lo que fue galardonada en el Festival de San Sebastián. Su sutileza dramática junto a una enorme vis cómica y fuerza expresiva la han llevado a trabajar con muchos de los grandes nombres de nuestro cine contemporáneo. Fue precisamente en Va savoir (2001) dirigida por Jacques Rivette, la segunda ocasión en la que disfruté de su talento. Y junto a sus trabajos con Rivette y Assayas se encuentran otros con Raoul Ruiz, Mathieu Almaric, Michael Winterbottom, y Pedro Costa, de quien presenta su última Ne change rien en la que documenta la colaboración musical de Balibar con el guitarrista francés Rodolphe Burger. Jeanne Balibar goza de un gran talento que se traslada al mundo de la danza, la música y el teatro, además del cine en el que ahora se estrena como directora con un trabajo nada convencional. De título Par exemple, Electre escrito y dirigido junto a Pierre Léon, además de formar ambos parte del elenco actoral, se trata de un trabajo de absoluta libertad creativa, un ejercicio de celebración de lo artístico, pero a la vez de reivindicación de la cultura, desde la esencia, y de la lucha contra la convencionalidad y la injusticia social. Aprovechando la ocasión de su presentación en L’Alternativa 2012 en Barcelona, tuve el placer de conversar con ella sobre sus últimas películas, su carrera musical y su visión de los tiempos actuales.
Par exemple, Electre es tu primera película como directora. En ella compartes los trabajos de dirección, guión e interpretación con Pierre Léon, además de contar con otros actores como Emmanuelle Béart. ¿Qué ha sido lo más complejo de todo el proceso?
En realidad nada ha sido complicado. Lo fuimos haciendo todo un poco al azar, poco a poco. Al principio yo trabajé sola la parte del texto de Electra a orillas del mar. Después empecé a encontrarme con gente para financiar el proyecto y todo fue muy divertido, las discusiones que tuvimos las encontré verdaderamente cómicas. Así que empecé a grabar a la gente con la que me encontraba. Después creé el escenario de la parte que transcurre en París, lo cual no fue nada complicado, y le pedí a Pierre Léon que la trabajara conmigo. En París todo transcurrió sin complicaciones, de hecho nos divertimos mucho. Luego el montaje fue muy sencillo, así nada ha sido complejo, de hecho.
¿Por qué escogiste el personaje de Electra?
En primer lugar porque me encanta este personaje ya que lo encuentro muy interesante y paradójico. Un personaje que lucha contra la injusticia, la corrupción, contra los abusos de poder, pero al mismo tiempo podríamos decir que malhechor, pues pertrecha muertes, y esta contradicción me interesa. Además también me gustaba la idea de regresar al teatro griego, al origen de la representación.
Es fácil establecer una relación entre este mito de la Grecia clásica y la situación social de la Grecia actual. ¿Cómo ves la pérdida de derechos sociales que estamos viviendo?
Actualmente la veo con un gran pesimismo, en Europa. Estamos secuestrados por instancias supranacionales que explican fábulas económicas y que obligan a las instancias políticas nacionales a debilitarse en detrimento de los derechos de los ciudadanos y de todo lo que la civilización europea ha construido. Al fin y al cabo Europa es el único lugar del mundo en el que hay una civilización de la solidaridad construida tras la Segunda Guerra Mundial que fue la consecuencia trágica de la crisis de 1929. Creo que todo esto es gravísimo y muy, muy peligroso, y me inquieta mucho el cómo puede acabar. Por otro lado, la situación de catástrofe social y política ha ocurrido varias veces en la historia y creo que los ciudadanos estamos obligados a no deprimirnos completamente porque entonces será terrible. No podemos vivir los próximos años en la desesperación. La vida es demasiado corta.
El formato de la película es muy interesante porque hay un juego entre realidad y ficción que se alimenta de una creación muy libre. ¿Dónde está la línea que separa la realidad de la ficción en la película?
No lo sé. Creo que se podría considerar una película completamente de ficción, en realidad. Porque los momentos de teatro son muy ficticios y los de elaboración de la obra han sido también interpretados desde la ficción, en cierto modo. Quizás sea más bien una alegoría de la situación social actual.
También presentas la última película de Pedro Costa cuyo título es Ne change rien sobre tu colaboración musical junto a Rodolphe Burger. Al utilizar la técnica documental, ¿podemos decir que muestra la realidad?
No, es verdad que Pedro Costa utiliza la técnica del documental para realizar la película pero al mismo tiempo creo que es una ficción porque ha restringido muchas cosas de la realidad para fabricar esta historia que es un poco una película de cine negro, como si fuéramos fugitivos en la noche, lo cual me hace pensar en They live by night de Nicholas Ray. Además él ha tomado muchos momentos de dificultad en el proceso de creación, momentos de repetición, lo cual fabrica una ficción pues en la realidad hay otros muchos momentos que son totalmente diferentes a los mostrados.
Entonces, ¿nunca hay realidad en el cine?
Sí, yo creo que hay mucha realidad en el cine. Hay la realidad de corazón y rostro, y del sentimiento que pasa por este corazón y este rostro. Y también está la realidad material del mundo, cuando alguien pone una cámara en alguna parte lo hace en un mundo material, excepto si es en un estudio con un decorado, pero aún así está la realidad del corazón. Así pues creo que en el cine está la realidad material, finalmente, la del espacio concreto en el que vivimos, y una realidad material de la materialidad de los seres humanos. Pero esta realidad en las películas que me gustan siempre llega a través de una fábula, de una ficción. Aunque un documental en apariencia siempre es lo más realista siempre hay una cierta mirada, y eso es el cine, es la mirada de alguien sobre el mundo, una mirada que alguien aborda a través de una narración.
¿Por qué motivo crees que Pedro Costa eligió el título Ne change rien?
Es el título de una de mis canciones en la que utilizo un sampler de las Histoires du cinéma de Godard que dice “Hace falta que nada cambie para que todo sea diferente” la cual es una variación de una frase de Goethe que se menciona en una película de Visconti “Hace falta que todo cambie para que todo siga igual”. Creo que aparece en otra película, de Bresson quizás, pero no lo recuerdo. La variación de Godard “Hace falta que nada cambie para que todo sea diferente” es una declaración ética, de la obstinación por querer llevar un discurso revolucionario. Por parte de Pedro es una declaración de amor, al menos yo siempre lo he comprendido así, pero él es muy tímido como para admitirlo.
La película nos muestra tu faceta musical durante la creación de lo que fue tu segundo álbum Slalom dame. ¿A qué se debe el título del disco?
Dame porque quería hacer un disco femenino y lo de slalom es porque me muevo de un sitio a otro, de derecha a izquierda.
En él cantas canciones propias y de otros muchos compositores.
Sí, es otra de las razones por las que llamarlo slalom, porque recurro a diferentes autores.
En el disco colaboran Rodolphe Burger y autores como Dominique A. Tú además colaboraste en el último disco de Katerine. ¿Cómo ves la escena musical francesa actualmente?
Pues la verdad es que la escena musical de Francia no me interesa mucho.
¿Eso quiere decir que no es muy buena?
No lo sé. De la canción en francés, a excepción de Katerine, que es el único que encuentro verdaderamente interesante, nada más me interesa, y de la escena rock francesa en inglés me gustan Phoenix, Air…pero escucho mucho más la música que hacen los ingleses y los americanos.
¿Eso quiere decir que no es muy buena?
No lo sé. De la canción en francés, a excepción de Katerine, que es el único que encuentro verdaderamente interesante, nada más me interesa, y de la escena rock francesa en inglés me gustan Phoenix, Air…pero escucho mucho más la música que hacen los ingleses y los americanos.
Eres bailarina, actriz, cantante…todas son experiencias en vivo. ¿Qué te aporta el actuar frente al público?
Es el hecho de estar con el público, es un sentimiento increíblemente extraordinario, es una droga. Es una experiencia de comunión con un número de personas, mayor o menor. Pero sea cual sea su número, sean salas pequeñas o grandes, siempre es una experiencia extraordinaria de relación con los demás.
He leído algunas referencias a Baudelaire en algunos momentos de tu carrera. ¿Es un referente artístico?
No son muchas las ocasiones en que me he referido a su obra pero sí, Baudelaire es muy importante en mi vida como gran poeta clásico y a la vez de gran insumisión. Es esta mezcla de clasicismo e insurrección la que me complace.
Y ¿qué es el Swing café?
Es un disco para niños en el que recito un texto que narra la historia del jazz de una manera más cercana para el público infantil.
El disco incluye temas clásicos del jazz que van de Duke Ellington a Carmen Miranda. Me encanta el momento en el que dices le swing c’est moi.
¿Sí? ¿De verdad?
Sí, y me pregunto, ¿qué es el swing para Jeanne Balibar?
Una entrevista de Juan Carlos Romero
Jeanne Balibar website www.myspace.com/jeannebalibar
Foto cortesía de L'Alternativa Festival de Cinema Independent de Barcelona
Todos los derechos reservados