¡Dichosos los ojos!
Cortesía de Craft Film Festival Barcelona |
El Craft Film Festival de Barcelona celebró su segunda edición con un inmejorable éxito artístico. El primer festival de cine artesanal, esto es, películas en gran medida auto-producidas para lo que las campañas crowdfunding son fundamentales, nos propuso seis largometrajes a competición, precedidos cada uno de ellos por un cortometraje, y dos talleres: "Aproximaciones al cine artesanal hecho por directoras, de los origenes al cine experimental", impartido por Mireia Iniesta, crítica de cine, profesora y actriz que recordamos por su papel en "La academia de las musas" de José Luis Guerín; y "Capturar lo urbano: Idas y vueltas entre Chris Marker y Jem Cohen. Capturas poéticas del ahora para el futuro", por Mariana Freijomil, analista de cine y docente de historia del cine español y cine documental contemporáneo. Ambas formaron parte, además, del jurado del festival, que este año entregó dos premios: uno del público y el mencionado del jurado.
El festival abrió con Paradoxical de Mu-Ming Tsai, una película de ciencia ficción sobre las paradojas de los viajes en el tiempo que pronto se transforma en una reflexión sobre las paradojas que dominan nuestro día a día y que asumimos como normales. Una atmósfera llena de naturalidad y sensibilidad domina un filme que demuestra que no se necesitan grandes recursos económicos para abordar historias con elementos de ciencia ficción, pues a menudo este género cae en una artificialidad que nos distancia de la parte humana, algo que no ocurre en ningún momento con Paradoxical, su verdadero punto fuerte.
La segunda jornada abrió con Horse riders de Marjan Gavrilovski sobre las personas sin techo, sin esperanza, a merced de la dureza de la calle. Un film de debut del que cabe destacar su gran honestidad. El protagonista vive bajo un puente con un amigo que lo cuida, luchando por conseguir alimentos y medicamentos. Sus vidas cambian al aparecer una chica que huye de dos hombres que la persiguen. La dureza de sus vidas, sin embargo, no debe llevarnos a pensar que la película no contiene gran belleza, porque la hay en altas dosis en cada momento de intimidad compartida por los personajes.
Y llegó el turno de una propuesa muy singular: The lightest darkness de Diana Galimzyanova, una muy curiosa y fascinante obra de homenaje al "film noir" aportando un tono satírico y todo ello filmado en un precioso blanco y negro. El film es un juego continuo de ambigüedades en el espacio y el tiempo que resulta un viaje dominado por la personalidad doble del protagonista. Una delicia elegante y sorprendente.
La jornada cerró con Die Körper der Astronauten de Alisa Berger, una muy sensible metáfora sobre la realidad y el deseo. Un padre abandona ante la posibilidad de que sus hijos inicien sus propias vidas. El hijo sueña con ser astronauta y acabado el instituto se inscribe en un programa para un viaje espacial. Las escenas de sus sueños en el espacio, ingrávidas, infinitas, contrastan con las imágenes de una cámara muy cerca del cuerpo tanto del padre en sus deterioro alcohólico, como en la búsqueda del amor por parte de la hija, en el descubrimiento del propio cuerpo, y en el sufrimiento de la más pequeña ante el comportamiento del padre. Muy interesante y profundamente poética.
La última jornada la ocuparon los filmes que se auparon con los premios del festival. Primero la ganadora del Premio del Público, The albino's trees de Masakazu Kaneko, una propuesa cargada de sensibilidad, con la poética oriental que magistralmente nos muestra el baile entre la mitología tradicional y la vida moderna. Un joven cazador recibe el encargo por parte de una empresa de matar de manera furtiva a un ciervo blanco para evitar rumores sobre contaminación. Este ciervo, sin embargo, es para muchos la prueba viviente del dios del bosque. El conflicto aparece en el joven cazador, quien necesita el dinero para pagar una operación urgente de la madre. Una película que con un argumento espléndido nos muestra las contradicciones en los valores de la vida moderna.
Y el final de fiesta lo puso el Premio del Jurado, la polaca Consolation de Paweł Podlejski, la historia de un director de cine frustrado que tras intentar sin éxito desarrollar su carrera en Berlín, vuelve a un pequeño pueblo en Polonia para trabajar como profesor de alemán. De repente, recibe la visita de una joven que dice ser su hija, fruto de una relación de una noche. La chicha le lleva a enfrentarse a sus miedos y renuncias, y su vida gris vuelve a ver nacer nuevos matices, dotando al film de escenas desde la dureza más cruda a la magia de la sencillez más humana. Magnífica.
Si todo esto no es motivo no ya para una tercera edición sino para muchísimas más...que así sea, por favor.
Y llegó el turno de una propuesa muy singular: The lightest darkness de Diana Galimzyanova, una muy curiosa y fascinante obra de homenaje al "film noir" aportando un tono satírico y todo ello filmado en un precioso blanco y negro. El film es un juego continuo de ambigüedades en el espacio y el tiempo que resulta un viaje dominado por la personalidad doble del protagonista. Una delicia elegante y sorprendente.
La jornada cerró con Die Körper der Astronauten de Alisa Berger, una muy sensible metáfora sobre la realidad y el deseo. Un padre abandona ante la posibilidad de que sus hijos inicien sus propias vidas. El hijo sueña con ser astronauta y acabado el instituto se inscribe en un programa para un viaje espacial. Las escenas de sus sueños en el espacio, ingrávidas, infinitas, contrastan con las imágenes de una cámara muy cerca del cuerpo tanto del padre en sus deterioro alcohólico, como en la búsqueda del amor por parte de la hija, en el descubrimiento del propio cuerpo, y en el sufrimiento de la más pequeña ante el comportamiento del padre. Muy interesante y profundamente poética.
La última jornada la ocuparon los filmes que se auparon con los premios del festival. Primero la ganadora del Premio del Público, The albino's trees de Masakazu Kaneko, una propuesa cargada de sensibilidad, con la poética oriental que magistralmente nos muestra el baile entre la mitología tradicional y la vida moderna. Un joven cazador recibe el encargo por parte de una empresa de matar de manera furtiva a un ciervo blanco para evitar rumores sobre contaminación. Este ciervo, sin embargo, es para muchos la prueba viviente del dios del bosque. El conflicto aparece en el joven cazador, quien necesita el dinero para pagar una operación urgente de la madre. Una película que con un argumento espléndido nos muestra las contradicciones en los valores de la vida moderna.
Y el final de fiesta lo puso el Premio del Jurado, la polaca Consolation de Paweł Podlejski, la historia de un director de cine frustrado que tras intentar sin éxito desarrollar su carrera en Berlín, vuelve a un pequeño pueblo en Polonia para trabajar como profesor de alemán. De repente, recibe la visita de una joven que dice ser su hija, fruto de una relación de una noche. La chicha le lleva a enfrentarse a sus miedos y renuncias, y su vida gris vuelve a ver nacer nuevos matices, dotando al film de escenas desde la dureza más cruda a la magia de la sencillez más humana. Magnífica.
Si todo esto no es motivo no ya para una tercera edición sino para muchísimas más...que así sea, por favor.
Un texto de Juan Carlos Romero
Vídeos y fotografía cortesía de Craft Film Fest Barcelona
www.craftfilmfestbcn.com
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