ISABEL VINARDELL & ISABELLE LAUDENBACH

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Diëresis

 


Dos puntos sobre una misma vocal para recalcar su carácter propio. Eso es una diéresis. Eduardo Chillida tituló Preguntas su primer discurso como académico electo de la Academia de Bellas Artes de San Fernando y tales preguntas versaban, precisamente, sobre el punto y el infinito. Señalaba Chillida que la unidad mínima del espacio es el punto y este no tiene dimensión. ¿Cómo se mide un punto? . De la misma manera, la unidad mínima del tiempo, recordaba, es el instante, ¿y cuánto dura un instante?. Así pues, toda distancia y tiempo finitos son la suma de unidades sin dimensión alguna, pues no se pueden medir, es decir, son en cierta manera infinitos, ¿y no es eso lo mismo que afirmar que lo efímero es la suma de eternidades?. Esta realidad se nos revela más clara cuando el instante es intenso y nos conmueve dejando honda impronta en el recuerdo. Isabel Vinardell & Isabelle Laudenbach ponen con su nuevo álbum Diëresis dos puntos en nuestras vidas que, por su belleza bretoniana (la beauté sera convulsive ou ne sera pas sentenciaba André Breton en su ensayo Amour fou), una vez escritos sobre la vocal que es nuestra alma, la recalcan, la reivindican, la acarician y, auguro, no la abandonan por más tiempo que pase. Sí, esa suma de eternidades, como lo son sus notas, sus versos y las vibraciones nacidas de sus voces y el punteo de sus dedos sobre las cuerdas de la guitarra, se adentra en nosotros y, si así lo deseamos sin temor al atrevimiento, nos acompaña, nos enseña y nos renace, acercando un poco más nuestros puntos personales a la eternidad efímera de la vida. Ya ocurrió en 2016 A solas, título de su álbum de debut, y ocurre más aún con este reciente Diëresis, publicado el pasado octubre y desde entonces en su camino de presentaciones en vivo. Nos crean una diéresis catalizadora, como ellas mismas reivindican, para destapar fuerzas tónicas, como fuerza de comunicación con nosotros mismos y de cambio del mundo. Además cantando obras inéditas de poetas jóvenes como Mireia Calafell, Héctor Arnau, Laura Tomàs o Dorothée Volut, y como sentido homenaje al gran maestro Paco Ibáñez, el rayo que no cesa.

Vamos al álbum. Me encantó que su álbum de debut A solas precisamente abriera con el tema Pa'llegar a tu lado, porque me parecía hermoso y certero: solo desde la soledad podemos llegar al otro. De igual certera manera abre este nuevo Diëresis con A la mínima, de nuevo el punto, el instante, el alma, como unidad mínima a reivindicar. Escrito y compuesto delicadamente por Isabelle Laudenbach, reivindica la libertad de expresión, nos llama a ejercerla y a jugar con ella como deseemos, y a luchar por ella si nos la diezman. De Laudenbach a Blas de Otero, con música de Paco Ibáñez, el hilo de comunicación, la libertad como esencia del yo, continua con la hermosa Me queda la palabra que vibra en el sentimiento hecho voz de Isabel Vinardell. El descubrimiento que desde aquí les agradezco de la escritora Dorothée Volut surge con Ouvrir la bouche, con música original de Laudenbach, cuya conmovedora guitarra, así como el baile y el hermoso aire de Vinardell, están ganando en matices de tal manera que se agradece la sensación de resquicio en el presente. ¡Cómo se agrandará el ay erógeno del estoy vivo cuando este se vaya abriendo con el tiempo! "Étreins le temps dérive et dis..." . El poeta Héctor Arnau les entrega Llibertat exclusiva a la que ambas ponen música haciendo suyas las contradicciones entre amor y posesión, querencia y dominio, instinto y sentimiento, libertad y poder, verdad y mentira... Y de Laura Tomàs Quise gritar "Ha llegado la carcoma: Mi corazón está lleno de agujeros" , y el grito, omnipresente en el disco, reaparece esta vez como eco de aquel agujero que me remite al Nocturno del hueco de Lorca, ¿serán los ecos flamencos?, que muestra crudo el vacío que nos lleva a la urgencia, el dolor que nos lleva a la huida, adelante, siempre hacia adelante... o a caer en el más profundo de los pozos de la mente, ese laberinto de luz y perdición. Despertamos con Laudenbach que guitarrea con intensidad el Requisit de Mireia Calafell , "la sang que surt com canonada que rebenta...", para llegar a la calma, la conciencia de la belleza, del Florecer, de nuevo una composición de Laudenbach, que acompaña con su delicado rasgo y acariciantes coros la hermosa (¿ya lo he dicho?) voz de Vinardell. Y ¡ay esas voces que se entrelazan y se alejan con la guitarra caminando de puntillas! ¿Es el tiempo? Sí, el tiempo que ni hiere ni cura, que pasa por encima de nosotros indiferente al dolor pero dejándonos memorias, dulces y horribles, que manipulamos como podemos para seguir caminando. Laudenbach recuerda el intento de inmolación del estudiante Amas Kournif delante del Centro de Recursos Universitarios de Lyon, en protesta a la precariedad estudiantil en 2019, para escribir Fuego en la botella, en la que el grito se torna llama esta vez, la impotencia de sentirse atrapado por la injusticia, pero ante la que las Isabeles nos recuerdan: “Mientras siga la lucha, sigue la esperanza”. Sí, vosotras.



Podeís, y debéis, escuchar el álbum Diëresis :



Un texto de Juan Carlos Romero
Un álbum de Isabel Vinardell & Isabelle Laudenbach
Fotografías cortesía de Isabel Vinardell & Isabelle Laudenbach
Para más información visitad www.isabeles.com
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