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William Kentridge, Handspring Puppet Company - Faustus in Africa! . Courtesy of Grec Festival Press Service |
"¿Naturaleza o razón? La naturaleza es pecado..." ¿Razón? Sinrazón, sin duda. Desde el mito de la Torre de Babel, con la que se pretendía desafiar el poder divino, el ser humano ha caído una y otra vez en la soberbia que nace y muere en su propio ombligo. Y si nos centramos en el europeísmo colonial, el esperpento llevado al extremo sangrante de la explotación, es aberrante. Europeos vestidos como europeos y viviendo como europeos, es decir, como debe ser, nótese el sarcasmo, ya sea en la selva tropical o en el Polo norte. Y lo autóctono es inferior, por supuesto, personas incluidas, con lo que el derecho divino, nuevamente Babel en el país de las maravillas, de explotar todo lo encontrado, o robado, va de soi.
Aquí el Fausto de Goethe es el inspirador de una obra, Faustus in Africa!, donde el pacto con el diablo permite al protagonista obtener todo lo que halle en el continente africano. Los códigos morales desaparecen, se confunde la razón con egoísmo y soberbia, y se desprecia todo lo que no es uno mismo o lo que uno cree representar. Un transitar colonial que llega hasta nuestros días y que ha sido origen , o directamente ejecutor, de muchos de los males del hermoso continente hermano.
El talento del artista sudafricano William Kentridge se une a la también sudafricana maravillosa Handspring Puppet Company nuevamente para proporcionarnos un viaje temporal hasta el presente, con actores, títeres y creaciones animadas de Kentridge, que nos obliga a la reflexión, también respecto a la supuesta integración que siempre exigimos a los llegados a Europa buscando una vida mejor, huyendo de situaciones en sus tierras en cuyas causas Europa tiene mucho que ver, y que los propios europeos, explotando sus tierras, nunca aceptamos porque nuestra cultura supuestamente es superior. La obra presentada en el marco del Festival Grec abarrotó la Sala Fabià Puigserver del Teatre Lliure, seduciéndola, y de qué manera.
No quiero ocultar mis fascinación por el trabajo artístico de Kentridge, sus trazos vivos, rebeldes, claroscuros y directos, así como por la sensibilidad y el humor de la Handspring Puppet, dando además con su artesanía un valor añadido en lo vital, lo sensorial, que en la época del croma y la proyección, va perdiendo sitio, que no fuerza.
Bravo!
Texto de Juan Carlos Romero
Foto cortesía de Festival Grec Barcelona Press Service
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