ISABEL VINARDELL & ISABELLE LAUDENBACH

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Juntas a solas



© Isabel Vinardell





Isabel Vinardell e Isabelle Laudenbach me regalaron una hermosa mañana en la reciente edición de la Fira Mediterrània de Manresa. A pesar de que el lugar y la situación no eran los más adecuados, pues se trataba de una presentación para profesionales, su actuación me cautivó desde las primeras notas. Al finalizar el concierto, quería más de su música A solas, título de su reciente disco de debut como dúo, una hermosura nacida de la delicada sensibilidad de dos artistas que han hecho de su encuentro un lugar donde expandir sus visiones individuales, y las nuestras, hacia nuevos rincones, desconocidos y familiares a la vez. Para visitarlos, nos invitan a descubrir su diario de viaje desde su página web, donde podemos leer las letras de todas las canciones acompañadas de detalles de su grabación y de los distintos espacios que cuidadosamente escogieron para cada una de ellas. El sonido debía surgir de su intimidad, del rincón donde sintieran que cada nota resonaría en el lugar que mejor la acogiera. Y así fueron poco a poco tejiendo este tapiz sonoro lleno de sentimiento y coherencia artística. A solas son ellas juntas más allá de sus propios espacios, pero sin dejarlos atrás. No dejen de visitar este disco, no hay mejor caricia que esta música que no se arrepiente de haber vivido y desplegar sus alas por muchos daños que haya sufrido para celebrar sus alegrías y sus tristezas, que como ya he dicho, son las de todos nosotros. Sólo puede haber una experiencia mejor, asistir a su presentación el próximo día 25 de noviembre en el Tradicionàrius de Barcelona, a solas o acompañados.

Tras su actuación en Manresa, me interesé por entrevistarlas y descubrir algo más de este hermoso viaje A solas, y éste fue el resultado.

¿Cómo llegasteis a la música?

Isabel Vinardell: Yo empecé con el baile y a los 17 años entré a formar parte del grupo Cheb Balowski como bailarina y cantante, lo cual me posibilitó viajar y conocer mundo. A partir de ahí me dediqué más a cantar. Bailaba en distintas formaciones pero cada vez más metida en la música.

¿Ninguna influencia familiar, pues?

V: En mi casa siempre ha habido mucha cultura. Varios de mis tíos y primos son muy aficionados a la música, algunos parientes profesionales, así que el ambiente es bastante folclórico, la verdad. La música siempre ha estado muy presente en casa desde chiquitita, también por parte de mis padres. El camino fue muy natural.



Isabel Vinardell © Laura Carrau



¿Y tú, Isabelle?

Isabelle Laudenbach: Yo empecé como buena niña a tocar el piano con cinco años y la guitarra llegó más tarde, con quince. En seguida descubrí el flamenco a raíz de un curso que se impartía en Normandía al que asistió mi madre, que es guitarrista también, y un poco me obligó a ir con ella, lo cual ahora le agradezco. El curso lo impartían dos hermanos del sur de Francia aunque nacidos en Huelva, creo. Entonces me enamoré del flamenco y estuve tocando unos años con la ayuda de algún profesor y un poco por mi cuenta hasta que me vine a Barcelona. En la Esmuc empezaban entonces el curso de guitarra flamenca, me presenté y entré. ¡Fui la primera en entrar en la Esmuc! ¡Sola! ¡Como un extraterrestre, francesa y flamenco! Después empecé con Las Migas y tras abandonar Las Migas conocí a esta mujer.




Isabelle Laudenbach © Laura Carrau



¿Cómo os encontrasteis?

V: Nos encontramos en un bar por casualidad. Yo estaba montando un evento privado y le propuse a Isabelle si se animaba. Hicimos un primer ensayo y lo disfrutamos tanto que en seguida decidimos llevar a cabo un proyecto juntas más personal y auténtico.

L: Y en ello estamos.

¿Ha quedado algo de aquella primera colaboración en este primer disco?

V: De la primera actuación no, pero de la segunda sí: L’appuntamento. Aunque en el disco está con cuarteto de cuerda. Algunos de los primeros temas que tocamos en los primeros meses juntas fueron Pa’ llegar a tu lado y L’appuntamento, y ambos están en el disco. Son dos versiones que hemos mantenido prácticamente desde el inicio. Quizás fueran los primeros arreglos en los que más nos encontramos. Algo contigo también estaba desde el inicio.

L: Pero con Algo contigo tardamos más tiempo en llevarlo a nuestro terreno. Estuvimos un tiempo flotando con el tema.

Pa’ llegar a tu lado es un tema de Lhasa de Sela. ¿Representa algo especial para vosotras como para abrir con él el disco?

L: Al principio, hablando sobre nuestro proyecto con un amigo nuestro, Pep Pasqual, un músico maravilloso, él nos sugirió que nos quedaría bien este tema. ¡Y sí! (risas). Empezamos con él y funcionó muy bien, la verdad. Así que llegó un poco por casualidad, pero debo decir que para mí Lhasa de Sela es un referente.

V: Creo que en Lhasa convergen muchas cosas que para nosotras son importantes encontrar en la música: la versatilidad, la profundidad, la naturalidad… Y de alguna forma, casi sin ser conscientes nos encontramos ahí.

Un verso de la canción dice “Tuve que quemarme pa' llegar hasta tu lado.” Curiosamente, en varias de las canciones del disco aparece la idea del amor-dolor.

V: Yo no lo cogería tanto por el amor-dolor, creo que hay algo de Fénix en este disco. El resurgir de las cenizas, un renacer. A veces hay que pasar por momentos dolorosos para encontrar otros nuevos y creo que las dos estábamos en un momento en que en nuestra música, al menos en este disco pues en los siguientes se verá, necesitábamos ir un poco por ahí.

L: Hay un punto donde la alegría se encuentra con el dolor. Ese punto en que no sabes si ríes o lloras. De algo duro pueden surgir cosas bellas y frescas.

Como escribió Salvat Papasseit “per tornar a néixer, necessitem morir”.

V: La sensibilidad consiste en eso pues cuanto más sensible eres más aspectos cubres, del dolor a la alegría.

L: Y en momentos más duros es más difícil abrirse a la felicidad. Si en la tristeza fuéramos capaces de abrir otros canales quizás descubriríamos cosas sorprendentes.

V: Hay una broma interna en el dúo…

L: A ver qué vas a decir… ¡miedo me das! (risas)

V: Solamente que hemos comentado varias veces que hay algún tema que para mí es muy esperanzador, aunque la situación sea dura.

L: No siempre coincidimos. ¡Pero no pasa nada! (risas)

V: ¡A mí sí que me llevan a un punto hermoso! ¡Nada de pena y dolor!

Hablando de las coincidencias y las discrepancias, veo que hay temas que habéis musicado conjuntamente y otros compuestos por separado. En el proceso de composición, ¿partís más de la experiencia personal o de la ficción?

L: Cada tema es un mundo. Es personal y dual, pues en todos los temas acabamos estando las dos. Aunque algunos temas estén compuestos por separado, los hemos llevado al terreno común. Si cogiéramos sus temas y los míos para hacer dos discos separados, saldrían completamente diferentes de como los hemos creado conjuntamente. Lo importante era encontrar ese terreno común que por otro lado es bastante grande. Naturalmente hay cosas que solas haríamos de otra manera, pero no están ahí. Para mí, por ejemplo, cuando proponía un tema era muy importante que el encajara a ella en cuanto a la sensibilidad de voz y en todo, en general. Incluso en las versiones, buscábamos el momento de encaje. Ahí decidíamos seguir con el tema.

¿Y ha habido muchas propuestas descartadas?

L: Algunos. Ha habido momentos de flotar sin encontrar cómo encajar. Además, a veces es difícil saber cómo quieres que suene algo.

V: Además, no tenemos un sistema concreto de creación. Somos poco sistemáticas y ordenadas, en el sentido de que cada tema ha seguido un proceso diferente. A veces ha sido un poema al que hemos puesto música, otras veces una canción ya creada que hemos llevado nuestro terreno, otras, com qui no vol la cosa, una letra que nos ha surgido o primero la música. De alguna manera, todo ha llegado al dúo desde puntos distintos y, por tanto, el dúo también ha tenido un papel distinto a la hora de acabarlo de cocer.

El disco se llama A solas y es clara la búsqueda de una intimidad. ¿Es una intención que existió desde el principio?

L: Sí, lo teníamos claro desde el principio. Queríamos un enfoque bruto. Los primeros meses nos centramos mucho en el dúo y eso nos ha dado fuerza para ir dejando entrar lo justo. Hay algún tema con cuarteto, alguno con teclados, sin cerrarnos a una voz y una guitarra, pero sin dejar de ser firmes en nuestro enfoque. Esto ha sido importante porque si no en seguida te rodeas de mil cosas.

¿Esta necesidad de recogimiento en el dúo es porque os sentís más cómodas así?

L: Era un momento para ambas de reconstruirnos un poco. Yo había acabado una historia larga con Las Migas y al conocer a Isabel noté que con ella podía salir una parte de mí que no había mostrado hasta entonces y que sola tampoco habría podido mostrar. Y se lo agradezco.

V: Por distintos motivos, un dúo es una formato arriesgado pero a la vez es un potenciador brutal porque cada uno está en su punto pero a partir de eso tienes que generar un mundo. Creo que en este proyecto, desde el inicio, intentamos que cada majadería que se nos ocurriera tuviera cabida, como lo de grabar en distintos espacios, o lo de hacerlo todo nosotras mismas. Todo debía tener en cuenta nuestra idea de lo que es la música en un sentido artístico más global. Y al final es un estímulo muy grande.

L: Creo que al trabajar a dúo las cosas resuenan muy rápido. Trabajando solo es difícil a veces ver la realidad mientras que el dúo permite una reacción rápida. Cuando sacas algo en seguida resuena en el otro. De pronto, una idea que se te ocurre la compartes y se convierte en una cosa grande y real.

V: En este proyecto hemos tenido la suerte de que prácticamente todas las ideas que han ido surgiendo se han podido materializar.

L: Menos alguna. (risas)

V: Sí, por suerte (risas) Pero, por ejemplo, la colaboración con el cuarteto se materializó en un mes, prácticamente.

L: Sí, se han dado algunas casualidades un tanto curiosas. Cuando empezamos con la idea del cuarteto, al poco tiempo me llamó mi prima, que está en un cuarteto, preguntándome si no podían hacer algo con nosotras. ¡Así que pensé que estaba claro que había que hacer algo!

V: Esto nos ha ido sucediendo durante el proyecto. Así que la fortuna ha tenido un papel en todo esto.

Es interesante visitar vuestra web y leer las explicaciones de cómo y dónde se grabó cada canción, casi como un diario del proceso y su significado para vosotras.

V: Hicimos un intento en un estudio de grabación pero nos dimos cuenta de que a pesar de la nitidez del sonido y las opciones son muchas, buscábamos más intimidad, más austeridad, y eso se perdía en el estudio. Así surgió la idea de buscar para cada tema un espacio con un sonido determinado. Lo más bonito es que con esta idea, grabamos el primer tema hace prácticamente un año y el último hace unos meses. Así pues, no es sólo un diario en el espacio sino además en el tiempo, de cómo estábamos como pareja.

L: (Risas) ¡Artística!

V: (Risas) Sí, ¡sólo artística! Todo iba encajando y los espacios iban formando parte también del tema.

Habéis puesto música a poemas de Alfonsina Storni y José Hierro. Estos días se ha dado la polémica desde parte del mundo literario por la concesión del Premio Nobel de Literatura a Bob Dylan. ¿Vosotras veis una frontera clara entre literatura y canción?

L: Estoy muy acostumbrada a escuchar poesía con música, mi madre me cantaba a Paco Ibáñez, por ejemplo, y Paco Ibáñez lo que ha hecho siempre ha sido poner música a la poesía, y creo que es una manera de hacer llegar la poesía de una manera menos elitista.





Isabelle Laudenbach © Quim Vives



V: Para mí hacer la distinción no tiene en ningún caso sentido. Para mí el sentido artístico es responder a una pulsión, sea a través de la palabra, el baile, la música, la pintura…todo es poesía. Si la poesía sólo es palabra en negro sobre blanco, para mí no es la única válida. Y me parece absurda esta discusión porque para mí Bob Dylan es claramente un poeta.



Isabel Vinardell  © Quim Vives



¿Y a qué se debe la elección de Storni y Hierro?

L: El poema de José Hierro yo lo había hecho hace tiempo en un proyecto de nanas que finalmente no resultó. Tenía diez nanas y este poema, Canción de cuna para dormir a un preso, pensé que era algo diferente. Me gusta mucho la poesía de José Hierro y me encajaba este tema para el proyecto que tenía entre manos. El tema había quedado bastante cojo porque el proyecto no salió adelante y al empezar con Isabel, se lo propuse y la acabamos. La de Alfonsina en cambio, encontré el poema Monotonía, y compuse la música en un momento. Es un poema duro y esperanzador.

¿Esperanzador?

V: Sí porque la contundencia con que explica la dureza de su vivencia me parece muy esperanzadora.

Porque al reconocer su dolor se abre a la esperanza.

V: Sí, de avanzar.

L: También hay algo de misterio. No se sabe de qué dolor está hablando. El primer verso es “Un deseo divino me devora”, que tiene algo de luz que no se sabe qué es pero…

Parece que sea una luz que quema, como el tema de Lhasa de Sela.

V: Bueno, es que “que la vida iba en serio lo descrubrí más tarde…”

¿Y fue bueno descubrirlo?

V: Necesario, al menos.

L: El poema Monotonía tiene formato de canción porque tiene como estribillo y al leerlo la música me salió rápido. En ese momento estaba empeñada en otro tema que no me salió y éste me salió en dos horas. Cosas que pasan. A veces tienes que estar tres meses con un tema y en otros, en una tarde salen.

¿Y para vosotras la monotonía es una prisión o el problema es no ser capaz de salir de ella? ¿No os parece necesaria la rutina?

V: En distinta medida, supongo. También hay algo de contemplativo en la monotonía que puede ser de un potencial creativo muy alto. Como los japoneses hacen tan bien convirtiendo en rituales las pequeñas rutinas diarias, creando un lenguaje muy creativo. Supongo que al final depende de la mirada con que estés dispuesto a mirar tu propia vida. No hace falta dedicarse a la música para ser creativo. Al final, una madre o un abuelo pueden ser los más creativos del mundo. A mí no me agobia la rutina.

L: Pero tampoco te pega. (Risas)

V: Bueno, las pocas que tengo las disfruto, y las que no quiero pues… (Risas)

Porque tienes pocas. (Risas)

L: En realidad, para mí el título de este poema no corresponde mucho al poema en sí. El poema habla de lo que rompe la monotonía, o de que la quiere romper.

Quizás esa sea siempre la cuestión de la monotonía, cuando te sientes atrapado en ella. Alfonsina reconoce que se siente atrapada, lo cual enlaza con el preso del poema de José Hierro.

L: Sí, en el disco está siempre la idea de resurgir, de abrir, recoger tus pedazos…

Hay un tema de Isabelle, De mis propios ojos, en el que se muestran los momentos de calma en el amor en lo común, mientras que lo desconocido trae angustia, como cuando dice “Dime, dímelo, que ya me pierdo en tu laberinto...” ¿No es acaso el amor lo contrario a los terrenos comunes?

L: Es un poco una falsa tranquilidad. Nunca sabemos lo que pasa en la cabeza del otro, pero hay esta ambigüedad porque nos convencemos de conocer al otro para crearnos una falsa seguridad.

El tema Jo tot ho perdo, uno de los dos cantados en catalán, dice “Tu ets per a mi, evidència, una mostra ferma, un dogma de fe”, vuelve a mostrar esta contradicción, aquí con los términos fe y evidencia, claramente contrarios.

V: Es una letra de mi madre a la que yo puse música. En ella habla sobre su relación con mi padre, la cual ha vivido muchas etapas como todas las relaciones largas. Mi madre expresa como saben confluir en esto, hay algo de fe en el otro. Mi madre es de palabras anchas.

El poema de José Hierro habla de un niño que no sueña. Curiosamente suelo acabar las entrevistas preguntando por un sueño o un recuerdo de la infancia, y aquí coinciden los dos temas, así que os dejo escoger.

L: Me viene uno. Yo de niña iba de vacaciones a una casa de colonias donde iba a ensayar el coro en el que cantaba mi padre cuando era pequeño. Era una casa enorme, increíble en medio de la nada. Siempre había música, siempre había como diez pianos dentro de la casa, claves, violinistas…y un personaje muy interesante que hacía montajes con títeres. Al lado había una granja con un pajar y cuando tenía seis años seguí a un niño de mi edad que había encontrado un mechero. Y yo le dije que viniera conmigo porque conocía un sitio que iba a quemar muy bien. ¡Y quemamos el pajar! ¡Con seis años! ¡Esto no lo ha hecho cualquiera! Ahora cuando huelo a paja quemada me entra miedo.

Veo que el fuego os persigue…

V: ¿Por qué te crees que el disco es de cartón? (Risas)

¿Y tú no tienes ningún recuerdo, Isabel?

V: No sé qué decir…

L: Es que superar lo mío…

Siempre puedes decir que vives el presente…

V: Exacto.










Una entrevista de Juan Carlos Romero
Isabel Vinardell & Isabelle Laudenbach website www.isabeles.com
Fotografías de Isabel Vinardell, Laura Carrau y Quim Vives
Cortesía de Isabel Vinardell & Isabelle Laudenbach
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