Wunderbar
Magistral. La actuación
del pianista y compositor alemán Joachim Kühn en el Conservatori del Liceu de
Barcelona, en el marco del 46º Festival Internacional de Jazz de Barcelona, fue
relevante y reveladora. Relevante porque sin duda ya contar con la presencia de
unos de los más brillantes pianistas de la historia del jazz, exuberante,
enérgico y sutil como muy pocos, es prueba de significancia y buen hacer del
festival. Y reveladora por motivos diversos, principalmente por el enorme
talento del que Ornette Coleman calificó como “el único pianista de jazz”,
ganador en 2011 del premio Echo a toda su obra, puente jazzístico contemporáneo
entre el concierto clásico europeo y la tradición del jazz.
Joachim Kühn nació en
Leipzig en 1944, así que creció en la
extinta República Democrática Alemana. Estudió piano clásico y composición de
la mano de Arthur Schmidt-Elsey. Su temprano debut fue como concertista
clásico, pero influenciado por su hermano, el gran clarinetista y saxofonista Rolf
Kühn, quince años mayor que él, empezó a interesarse por el jazz. Su hermano
Rolf se marchó a Estados Unidos en 1956 llegando a incorporarse a la Benny
Goodman Band. Joachim, a los 22 años, participó en una competición
internacional para jóvenes pianistas en Hamburgo y decidió no regresar a la
RDA. Su carrera internacional arrancó tocando en el Newport Jazz Festival en
1967 junto a su hermano y grabando además, también juntos, su primer disco con
el bajista Jimmy Garrison, y el batería Aldo Romano para la gran Impulse!
Records, una suite de 33 minutos titulada
Impressions of New York dividida en
"Arrival," "The Saddest Day," "Reality," y
"Predictions”, con una gran recepción por parte de la crítica.
Por aquel entonces
apareció por primera vez en Barcelona. Era 1967, la 2ª edición del Festival de
Jazz de Barcelona, y el cuarteto de los hermanos Kühn, con Rolf, clarinete,
Joachim, piano, Bab Guenin, contrabajo y Aldo Romano, batería , actuó en el
Palau de la Música Catalana en teoría como teloneros de Miles Davis.
Efectivamente, en teoría, pues Miles Davis se marchó de la ciudad antes del
concierto, habiendo cobrado por adelantado y sin dar explicación alguna. Su
quinteto, cuarteto sin él, actuó finalmente volviendo a cobrar por la
actuación. Ajenos a todo esto, el cuarteto de los Kühn brilló, especialmente
Joachim destacó como extraordinario pianista, así como sus composiciones originales,
la cuales ya bailaban por la frontera entre lo clásico y lo jazzístico.
Esta vez, 47 años después
y tras haber tocado con maestros como su admirado y admirador Ornette Coleman, y
regalarnos maravillas como el disco Hip
Elegy (1975) con Terumasa Hino, Philip Catherine, John Lee, Naná
Vasconcelos y Alphonse Mouzon, Joachim Kühn se presentó en el Festival de Jazz
de Barcelona en solitario, celebrando su septuagésimo aniversario y con el
reciente álbum Balloons junto a
Jasper Van’t Hof bajo el brazo. La actuación entusiasmó. Silencio reverencial
en la sala para disfrutar de cada detalle en la interpretación vehemente del
maestro Kühn. Habló para presentar algunas de las piezas, incluyendo temas del
ya mencionado Ornette Coleman, y desgranando su continua progresión y constante
inquietud por buscar e innovar. Dos veces marchó del escenario con el público
en pie para regresar raudo a su piano y volver a dejarnos boquiabiertos con su
talento y nervio. Bravo Herr Kühn, es war wunderbar.
Texto de Juan Carlos Romero
Foto cortesía de The Project
Vídeo propiedad y cortesía de ECHO - Deutscher Musikpreis
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